LA ALCANTARILLA
Premio Nacional de Teatro Ciudad de Alcorcón 1991
Buscando la libertad absoluta, PERSIO decide irse a vivir a una alcantarilla, lejos del mundo y la humanidad que lo corrompe todo. Pero no será tan fácil y acabará reproduciendo los defectos de esa sociedad de la que intenta huir.
ACTO I
El escenario está ocupado, en su parte derecha, por un sofá y un tocadiscos que se encuentran al fondo, detrás de una sartén situada en primer término. Recorriendo el foro, se descubre en la parte central una mesa con lámpara de pie que hace compañía a un taburete. Llegando al final del escenario en la parte izquierda, se contempla en primer plano una especie de WC compuesto por un mástil sujeto a una plataforma y una cuerda que cae hacia abajo quedando a un metro, aproximadamente, del suelo; junto a ella, un cubo que hace las veces de retrete. La pared del foro, gris, sustenta una amplia percha de la que penden varias prendas anodinas, un espejo situado a medio metro del suelo y varios posters de Charlot. Existen dos accesos al escenario: el primero es una puerta en la parte izquierda y, el segundo, una rampa que baja hasta el proscenio; éste, representa las malolientes aguas de la alcantarilla.
ESCENA I
(Al elevarse el telón, aparece PERSIO sentado a la mesa, escribiendo en unos folios; a intervalos, alza la cabeza y emite profundos suspiros. Poco después, hace su aparición SÍRFEO, un hombre joven que tiene el rostro pintado de negro; de su cuello cuelga una cadena. Se acerca a PERSIO y lo mira fijamente.)
PERSIO.-(Con enfado.) ¿Qué quieres?
SÍRFEO.-Oh, nada, señor. Como le veía tan ocupado en su próxima novela, pensé que no le importaría que yo, su siempre humilde siervo, contemplase el proceso de la misma.
PERSIO.-Pues te equivocas. No estaba haciendo nada.
(Se levanta y da pasos cortos.)
SÍRFEO.-¿Pero qué le ocurre?
PERSIO.-¿Qué me va a ocurrir?... ¡Lo de siempre! (Con rimbombancia.) Solo acierto a pergeñar cosas como ésta: "En aquella ciudad la primavera era anunciada por el olor a estiércol de los jardines". O como eta otra: "La gente caminaba por la calle a pata coja para no pisar la mierda de los perros". ¿Tú crees que todo eso vale para algo?
SÍRFERO.-Si me permite el atrevimiento, yo creo que usted no tiene la culpa de escribir esas cosas, sino más bien el lugar donde las escribe.
PERSIO.-(Cogiéndole por la solapa.) ¿Te atreves a decir que mi casa no es de tu agrado?
(Lo suelta.)
SÍRFEO.-Será su casa, pero no deja de ser una alcantarilla.
PERSIO.-¿Y a ti eso qué te importa?
SÍRFEO.-Nada... Yo solo quería hacerle ver que aquí no se puede ser feliz.
(PERSIO lo mira sorprendido y opta por reintegrarse a su labor. SÍRFEO se sienta en el cubo y, poco después, se levanta, no sin antes tirar de la cadena.)
PERSIO.-Sírfeo. Tira dos veces...